lunes, 13 de junio de 2011

"El oro suele borrar el respeto" por Maxi Ferraro (publicado en Clarín el 13/6/11)

El oro suele borrar el respeto
Por MAXIMILIANO FERRARO PRIMER
CANDIDATO A DIPUTADO DE LA CIUDAD
POR LA COALICION CIVICA
En los últimos días asistimos azorados al
desmantelamiento del mayor armado
empresario corrupto construido bajó
la máscara de la defensa de los
derechos humanos. Ha quedado
desnuda la contradicción final del régimen
que ideó Néstor Kirchner: en nombre de
los derechos humanos se roba dinero que
está destinado a garantizar los derechos
humanos fundamentales de los más
pobres.
El caso Shocklender pone sobre la escena
pública lo que muchos no quisieron ver
durante varios años. Elroban pero
hacende los años del menemismo que
los sectores intelectuales y políticos del
progresismo se encargaron de cuestionar
durante aquella década hoy parece ser el
fundamento de los autodenominados
progres de la era kirchneristaque
niegan toda discusión e información sobre
elmanejo inescrupuloso de fondos
públicosa través de cooperativas,
empresas y organizaciones “nacionales y
populares”.
“No hay como la tentación que despierta
el oro para borrar el respeto”, escribió
Andrés Rivera en El farmer.
Se cerró el círculo de la mentira del
kirchnerismo.
El que comenzó con la mentira primigenia,
aquella que mostraba al matrimonio
Kirchner comprometido con la defensa de
los derechos humanos, siendo que jamás
se conoció en ellos una opinión contraria a
los indultos de Carlos Menem o un
homenaje a los desaparecidos durante los
años de hegemonía K en Santa Cruz.
Los que se opusieron al régimen
fueron convertidos en parias, sin
importar el compromiso histórico con los
derechos humanos, sin tener en cuenta el
cuestionamiento a las leyes de impunidad
radicales y peronistas; sin que interese el
trabajo para llevar a jerarquía
constitucional los tratados de derechos
humanos en la Constitución y la lucha
incesante por anular las leyes de
impunidad en el Congreso con decenas de
sesiones en minoría con ausencia perfecta
de la actual Presidenta.
La solitaria voz de Nora Cortiñas – a la que
en las últimas horas empiezan a sumarse
algunos- no sólo habla de su dignidad y su
coherencia: hace también mucho más
sonoro el silencio de tantos, que frente a
lo obvio callan.

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