sábado, 10 de diciembre de 2011

(Publicado en La Nación, Sábado 10 de diciembre de 2011)


Besó a su esposa, Juliana Awada; se acomodó el pelo con los dedos de la mano derecha y repasó los detalles de la ceremonia junto con su amigo Mauricio Devoto, en una esquina del salón Eva Perón. Luego de abrazar a María Eugenia Vidal, Mauricio Macri ingresó junto a ella en el recinto de la Legislatura porteña para reasumir como jefe de gobierno, cuatro meses después de haber vuelto a derrotar al kirchnerismo en el ballottage de julio pasado.
En sólo 16 minutos de estudiado discurso, Macri evitó temas conflictivos, pero dio pistas del doble objetivo de su segundo mandato al frente del Ejecutivo porteño: no descuidar la gestión de la ciudad mientras se prepara para intentar suceder a Cristina Kirchner en 2015.
"No abandonaremos nuestro rol de alternativa nacional. En muchas cosas tenemos ideas distintas y tenemos el deber de exponerlas", afirmó el líder de Pro. Buscó así dejar en claro que, a pesar de recientes coincidencias con la Casa Rosada, su objetivo final es la Presidencia. De todos modos, Macri continuó con la línea de "diálogo constructivo" con el gobierno nacional iniciada luego de que Cristina Kirchner obtuviera su reelección.
"Trabajar por la unidad de los argentinos será mi aporte", se enfervorizó el líder de Pro, antes de afirmar que su gobierno, la Casa Rosada y el mandatario bonaerense Daniel Scioli deben "colaborar para conseguir el bienestar de los argentinos, sin imposiciones ni sometimientos". Los pocos legisladores kirchneristas presentes quedaron de brazos cruzados, sin aplaudir.
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Sin espacio para la improvisación (sólo se salió del discurso al nombrar a Oscar Moscariello como nuevo vicepresidente de Boca Juniors), Macri se trabó y leyó mal un párrafo referido a la "politización de la justicia y la judicialización de la política", destinado a la causa por escuchas ilegales en la que está procesado por el juez Norberto Oyarbide.
Opositores como Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) le criticaron luego "haberse mostrado como un líder nacional sin una sola política concreta". El reciente conflicto con los docentes porteños y la política hacia los denominados "trapitos" quedaron fuera de su discurso, basado en cuatro ejes globales (ambiente, integración social, seguridad y cultura).

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